The Holdovers – Reseña
Salvador Medina
Desde Downsizing en 2017, el director Alexander Payne nos había dejado en espera de otra de sus obras. Quizás fue la recepción que tuvo la película protagonizada por Matt Damon, que en aquel momento me pareció encantadora, lo que retrasó su regresó a la silla de dirección. El ganador del Óscar tiene una estupenda filmografía pero suele tomarse su tiempo entre proyectos. Este descanso es sin duda el más largo de su carrera pero lo rompe para traernos una de las mejores películas del año.
Los que se quedan (The Holdovers), escrita por David Hemingson, se siente como algo surgido de la mente de Payne. Tres personajes obligados a convivir solos, aislados del mundo y en momentos patéticos de sus respectivas vidas.
Paul (Paul Giamatti) es un antipático profesor de historia en un internado de jóvenes privilegiados y rebeldes que se ve obligado a cuidar a los estudiantes que, por una u otra razón, no pueden dejar la propiedad durante las vacaciones de Navidad. Uno de ellos es Angus (Dominic Sessa), rebelde y demasiado inteligente para su propio bien, que se encuentra en su última oportunidad o será enviado a una escuela militar. Y Mary (Da’Vine Joy Randolph), la cocinera del lugar que acaba de perder a su hijo.
Entre Angus que maldice su suerte, abandonado ahí por su madre que por fin ha encontrado una pareja y el malhumor de Paul, desterrado a esa labor por haber reprobado al hijo de un congresista, ambos se ven obligados a hacer lo mejo de una situación imposible. Mary, entre su duelo y el licor, tampoco es la mejor compañía.
Lo que comienza como un castigo para los tres, se convierte en una ocasión para llegar al fondo de sus inseguridades y sus traumas. “El pasado es una oportunidad para entender el presente”, le recuerda Paul a su alumno cuando acuden a un museo. Y así, entre la convivencia y la confrontación, comienzan a entenderse.
Con la maestría de un veterano, Payne nos sitúa en medio del conflicto y la sanación. Los que se quedan es encantadora y brillante, con un guión impecable y sagaz de Hemingson que nos hace enamorarnos de sus protagonistas.
Payne no es un cineasta presumido o arrogante. Al contrario, utiliza la menor cantidad de recursos y pomposidad para contarnos esta historia. Y lo hace con unas sutileza y sensibilidad envidiables. Saca de Giamatti, Joy Randolph y el debutante Sessa, las mejores actuaciones de la temporada de premios. Los primeros dos ya ganaron Globos de Oro y seguramente estarán en la ceremonia de los Óscar.
Todo eso se combina para crear una fábula espléndida sobre el perdón y el pasado. Una encantadora y emocional pieza que nos hacer recordar que el cine es de personajes y su historia. Y que todo lo demás estorba.
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