‘Rascacielos: Rescate en las alturas’ – Reseña

Jul 10 • Spoiler Alert • 2342 Views • Comments Off on ‘Rascacielos: Rescate en las alturas’ – Reseña

Salvador Medina @ayudamemalverde

Contra la pared y abrumado por el incendio en el edificio y el paradero de su familia, Will Sawyer escucha las amenazas de su secuestrador. Y es que sólo él puede abrir el cuarto donde se encuentra escondido el multimillonario Zhao Long Ji y el secreto que guarda. Es así que Botha, el villano, extorsiona a Will, recordándole su debilidad: su familia. En ese momento, Will cambia a modo “La Roca”.

Y es que es ley del guionismo, y en general de quien quiere contar historias, que la mayor virtud de cada personaje es también su mayor obstáculo. En el caso de Skyscraper (Rascacielos), la fórmula se invierte. Y es así que Will se vuelve el peor enemigo de quienes pretenden tomar el edificio más grande y sofisticado del mundo.

Escrita y dirigida por Rawson Marshall Thurber, Rascacielos utiliza muchos de los elementos del subgénero de acción al que pertenecen Die Hard, The Towering Inferno y más: un hombre luchará contra las circunstancias para rescatar a su familia de un peligro inminente en un espacio confinado. En este caso, Will Sawyer (Dwayne Johnson), un veterano de guerra y ex especialista en el rescate de rehenes, es llamado para evaluar la seguridad de La Perla, un edificio en Hong Kong concebido por el magnate tecnológico Zhao Long Ji (Chin Han).

Se trata no sólo del edificio más alta del mundo, sino uno de vanguardia y con altos estándares de seguridad. Es por eso Will debe hacer una evaluación de los procesos y lograr que La Perla logre cumplir con las especificaciones que requiere el seguro para abrir los pisos finalmente los pisos residenciales.

Will logra conseguir ese trabajo a través de un ex compañero, quien actualmente labora para Zhao. Y es así que viaja a China con su esposa Sarah (Neve Campbell) y sus hijos Georgia y Henry.

Pero Will es víctima de estar en momento y lugar equivocados. Un grupo de terroristas, liderados por Botha (Roland Møller) buscan tomar el edificio a como dé lugar. Con la familia de Will adentro. Al mismo tiempo, un comando liderado por una guapa y anónima mujer interpretada por Hannah Quinlivan, están tomando la base desde la que se opera La Perla. Pero necesitan tomar a Will, quien tiene en su posesión la tableta para deshabilitar las funciones de seguridad del edificio.

Se trata de una trama bastante discreta pero bien delineada y que usa los recursos que han de esperarse de otros títulos del género. Pero los otros títulos del género no tienen a Dwayne Johnson.

Si bien la dirección de Marshall Thurber, quien se había especializado en proyectos de comedia, no es del todo fallida, se apoya demasiado en elementos tecnológicos. Sin dejar a un lado que los villanos matan a una cantidad de gente ridícula, que de verdad hace cuestionar que el estudio no haya intervenido, siendo una película dirigida a todas las edades.

Además, ayuda que Dwayne Johnson no es una especie de superhéroe infalible que lo puede todo, sino un tipo con las capacidades para salvar a su familia, y la motivación para hacerlo. No es Taken ni mucho menos, pero es una película de acción agradable.

Entrega, por supuesto, momentos completamente absurdos y trucos que se hacen pasar como narrativa, pero si uno va a una película que se llama Rascacielos protagonizada por un tipo que solía hacer lucha libre, esperando algo profundo y de trascendencia artística, escogió la sala equivocada. En Rascacielos hay momentos obvios y otros simplones, pero los personajes son agradables y por eso el espectador se identificará con ellos. Jamás estará en duda el resultado final, pero eso es algo común en los blockbusters de Hollywood.

Desde un punto de vista más crítico, es ya la fusión entre Hollywood y la industria China. Y es agradable ver a actores de otras nacionalidades hablando en su idioma y sin ser precisamente estereotipos o apelar a los clichés que acostumbran las producciones estadounidenses.

Rascacielos no es visualmente sorprendente y es obvia en su ejecución, pero Dwayne Johnson se entrega en cada cuadro. Y eso es algo que se agradece profundamente.

 

 

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