‘La Gran Libertad’ – Reseña

Jul 15 • Spoiler Alert • 602 Views • Comments Off on ‘La Gran Libertad’ – Reseña

Salvador Medina

Para algunos, la homosexualidad es un acto de rebeldía. Vivir su verdadera personalidad, frente a todas las consecuencias, es la única forma que conocen. En La Gran Libertad de Sebastian Meise, Hans Hoffmann (Franz Rogowski) pasa de vivir en un campo de concentración en 1945 directo a la prisión por cometer actos homosexuales. Bajo el párrafo 175 del código penal alemán, la homosexualidad era criminalizada.

En tres tiempos distintos, 1945, 1957 y 1968, Meise nos cuenta la historia de Hans y su búsqueda por el amor en los lugares más inusuales. En su primera estadía en la prisión, en 1945, Hans conoce a Viktor (Georg Friedrich). Su compañero de celda lo ataca por su naturaleza. Pero cuando Viktor nota el tatuaje de Hans, baja la guardia.

Durante tres periodos distintos, Hans y Viktor tiene una relación compleja, de amistad y compañerismo. Al mismo tiempo, Hans se encuentra en busca del amor. Y parece encontrarlo. Pero es imposible atreverse a vivirlo cuando sus preferencias son literalmente contra la ley.

Hans comienza a navegar el mundo de la prisión, descubriendo los códigos, los lenguajes, la sensibilidad para descubrir a otros hombres como él. En su segunda sentencia, cuando parece haber encontrado una pareja con la que pueda construir un futuro, Hans es separado de él. Recurre entonces a Viktor para hacerle llegar un mensaje secreto a través de una biblia, no sin antes realizar su primer favor sexual.

Así, La Gran Libertad posee momentos de profunda sinceridad y sutileza. Rogowski es fenomenal con lo que dice en los silencios. Sus expresiones hablan más que los diálogos que Meise pone en su boca. Y la química con Friedrich es absolutamente notable.

Hans es incansable y quizás de ahí surja la admiración de Viktor. Él, un asesino, reconoce la valentía y el valor que Hans requiere sólo para vivir exactamente como es.

Nuestro héroe es transformado por la experiencia. Lleva tanto tiempo encerrado que vivir junto a Viktor se le vuelve una costumbre, sobre todo considerando que el asesino no verá la libertad pronto. Además, Viktor es esencial para ayudarle a sobrevivir en tan complejas circunstancias.

La Gran Libertad es sorprendente, dolorosa y conmovedora. Las actuaciones de Rogowski y Friedrich son la cereza en el pastel de una obra dirigida con gran maestría. Meise no abusa de recursos visuales o recurre impactar al espectador a través de imágenes gráficas. En el centro de todo hay una historia de amor y un hombre dispuesto a todo por encontrarlo.

En 2022, La Gran Libertad se concibe como una obra relevante cuando los derechos de los homosexuales siguen en constante escrutinio. Poco ha cambiado para ellos, quizás no en persecución criminal pero el estigma continúa siendo difícil de superar. La libertad es algo elusivo por lo que vale la pena luchar siempre.

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