‘Había una vez en… Hollywood’ – Reseña

Aug 15 • Spoiler Alert • 1673 Views • Comments Off on ‘Había una vez en… Hollywood’ – Reseña

Salvador Medina

Bendito sea Quentin Tarantino. Bendita sea su imaginación, su valentía y su capacidad de reinventar el mundo.

Cuando se supo que Tarantino daría su toque a la trágica historia de Sharon Tate, más de uno alzó la ceja. El talento se sumó inmeditamente: Brad Pitt, Leonardo DiCaprio y Margot Robbie. La Crème de la crème. Instantáneamente, las expectativas se volvieron inalcanzables. Pero si algo ha probado Tarantino a lo largo de su carrera, es que el camino fácil es aburrido.

De ahí que Once Upon a Time… in Hollywood (Había una vez en Hollywood) sea no sólo un giro inesperado en su filmografía, sino la más personal y menos tarantinesca.

Desde la perspectiva de Rick Dalton (Leonardo DiCaprio) y la relación con su doble Cliff Booth (Brad Pitt), Tarantino nos coloca en el Hollywood de los 60′. El intenso Rick es confrontado a su realidad y la dinámica de sus papeles. Y es que es un villano recurrente en notables series de televisión pero que le han significado interpretar al mismo personaje una y otra vez. Debe entonces considerar una oferta en el cine italiano y reinventarse, o aceptar su nuevo rol como actor.

Pero Cliff, su amigo, chofer y mano derecha, es su fan número y sabe de lo que es capaz, de ahí que se vuelva la motivación que quizás necesita para seguir adelante.

En ese contexto, en un Los Ángeles convulsivo, Cliff conoce a Pussycat (Margaret Qualley), una nómada chica que vive moviéndose por la ciudad y resulta ser parte de la familia Manson.

Todo el universo de la película cobra sentido cuando Rick ve a Roman Polanski entrando a la casa de a lado junto a Sharon Tate (Margot Robbie).

Las historias de todos corren paralelamente dirigiéndose a un destino inevitable, sólo de la manera en que Tarantino es capaz de explorar.

La química entre Brad Pitt y Leonardo DiCaprio es notable, no sólo desde la manera en que los personajes están definidos como complemento, sino la dinámica que emanan en pantalla. Pitt es hipnótico, deslizándose entre escenas como el hombre más cool del mundo. Y DiCaprio es electrizante, intenso, vulnerable. Es una maldita cátedra entre gigantes.

Y Robbie. Es Robbie. Es sutil, sensible, con un aura indefinible que atrae como imán. Ella, como sus co estelares, sufre del mal de ser tan guapa que nos distrae, a veces, de su talento. Pero lo cierto es que las actuaciones serían esfuerzos fútiles sin la capacidad creativa de Tarantino.

A lo largo de Había una vez… hay geniales detalles que nos recuerdan el estilo que tanto hemos disfrutado, pero aquí Tarantino aterriza un poco sus recursos visuales para entregar una película personal, de personajes frágiles, al borde del colapso en medio del caos.

Había una vez… es una excepción en el universo de Tarantino, un sentimental tributo al Hollywood con el que creció, a una época que merecía una producción de esta talla. Un brutal, reflexivo y oscuro retrato con un punch sensacional. Absolutamente imperdible.

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