‘Tiger King’ y la vergüenza del espectáculo

Apr 15 • Spoiler Alert • 1862 Views • Comments Off on ‘Tiger King’ y la vergüenza del espectáculo

Salvador Medina

La serie documental Tiger King se volvió quizás en el fenómeno global de entretenimiento más importante de la cuarentena. Se trata de una fórmula eternamente probada: personajes peculiares generan un gran atractivo visual. El morbo y la curiosidad nos atraen siempre. Es fácil entender por qué todos se enamoraron de Joe Exotic.

El ignorante, abusivo y extravagante personaje principal no podría existir en la ficción. Sólo un caldo de cultivo para la ignorancia como es el sur conservador republicano podría generar a un hombre con esta configuración. Dueño del parque de tigres privado más grande del tigre, Joe Exotic era el sujeto perfecto para un reality show.

Dice exactamente lo que piensa, está dispuesto a hacer lo que sea por lo que piensa que es correcto y se viste como un borracho daltónico que no encuentra la luz de su vestidor. Cuando lo conocemos tiene, además, una enemiga tan excéntrica como él: la extravagante Carole Baskin, dueña de un refugio para felinos que usa todo su poder político para intentar detener a personas como Joe que lucran con los animales. Joe dedica gran parte de su tiempo y recursos para atacarla. Es más, tiene un programa de televisión dedicado a mofarse de ella y atacarla a como dé lugar.

Carole, por el otro lado, parece un personaje igual de bizarro pero más empático: una mujer que ha dedicado su vida a salvar a felinos de las garras de malos dueños. Pero tiene un lado oscuro que pronto da un giro a la historia y a nuestra perspectiva de la serie.

Los documentalistas empiezan, como ellos mismos reconocen, buscando hacer un reportaje sobre dueños de mascotas exóticas en Estados Unidos cuando encuentran a un gato siberiano en una caja transportadora en la cajuela de una camioneta en Florida. De ahí, la historia cae en una espiral de la que no se tiene escapatoria. Para nadie.

Joe Exotic: el gay conservador que no sabías que necesitabas en tu vida

Tiger King nos recuerda una verdad universal sobre la narrativa: los personajes son más importantes que la historia. De ahí que Joe Exotic nos atrape y nos parezca un personaje empático pese a su notable historia de abuso a personas y animales por igual. Estamos en un universo donde todos son villanos, sólo que unos son más villanos que otros.

Y nos enredamos tanto en una conspiración de asesinatos, intereses y poder que olvidamos la gran lección que nos debe dejar ese documental: la humanidad ha destruido el planeta. Estos personajes han hecho una vida a partir de explotar la cruza de animales y separar a los cachorros de sus madres al momento en que nacen para posar con turistas que quieren una foto del recuerdo. Una vez que crecen, los animales pierden su interés económico y son sacrificados. Y el ciclo se repite.

Las personas que viven de los animales son parte de un sistema dedicado a usar a los animales únicamente para su beneficio. En un momento de reflexión, Joe Exotic habla sobre el día que dio a sus dos monos a un lugar de conservación. En su zoológico, los monos estaban separados. Pero cuando llegaron a su destino final, tras diez años separados por una reja, estuvieron juntos y no dejaban de jugar y abrazarse. “¿Yo les quité eso? ¿Evité que fueran changos? No, estaba demasiado ocupado manejando un zoológico”.

Y es que eso hace la fama, la popularidad. Joe, que inició su parque para rescatar a animales, comenzó a cruzarlos cuando se dio cuenta del dinero que ello generaba. Confundió el ser reconocido como una muestra de capacidad. Es la razón por la que Trump se dio cuenta que podía ser presidente, de ahí que el propio Joe Exotic fue candidato independiente a la presidencia ese mismo año y, posteriormente, a gobernador del estado.

Hay poco o nada de redención en Tiger King. Es una historia interesante y cautivadora pero desoladoramente real. Los felinos son un mero prop para personajes sin un gramo de moral o remordimiento. Y es una pequeña muestra de por qué diablos la naturaleza está sufriendo.

Y sí: la verdad es más extraña que la ficción. Pero no por ello nos redime un carajo.

El productor arrepentido

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