‘Salvaje’ – Reseña

Sep 24 • Spoiler Alert • 1723 Views • Comments Off on ‘Salvaje’ – Reseña

Salvador Medina

La temática de Salvaje (Sauvage) es suficiente para entender que no estamos frente a una película fácil de digerir. Pero es el tratamiento y visión del director y guionista Camille Vidal-Naquet lo que provoca que se trate de una obra aún más visceral y dura de digerir.

Léo (Félix Maritaud) es un joven prostituto francés que vive en las calles satisfaciendo a hombres para sobrevivir, a diferencia de su amigo Ahd (Eric Bernard), quien lo ve como una salida y un posible camino a algo mejor. Pero Léo, entre las drogas y su infatuación por Ahd, está estático, adormecido, y cada vez más hundido en su propio mundo. No sólo ha descuidado por completo su salud, cada vez empeorando más, sino que está obsesionado con Ahd, pese a su notoria renuencia por darle alguna posibilidad romántica.

La primera escena nos dice todo lo que debemos saber de Léo (cuyo nombre nunca se menciona). Aparece en una habitación frente a un doctor, hablando de temas médicos. Cuando lo revisa, nota un golpe en las costillas, a lo que él responde no saber cómo lo hizo. Es entonces que el momento se torna en un encuentro sexual y nos damos cuenta que la fantasía de uno de sus clientes. Al despedirse, le pide un beso a Léo, pero él responde que no es espontáneo, pero que en el próximo encuentro se lo dará.

Así, se nos muestra a un personaje que, pese a todo, es sumamente vulnerable, algo que parece no encajar con su profesión y su estilo de vida.

Pero Léo, pese a las vicisitudes y obstáculos, no pierde la esperanza de encontrar el amor, pese a que el mundo que lo rodea parece hacerse más y más pequeño, llevándolo a un destino inevitable.

Maritaud es el gran sostén emocional y narrativo de la película. En él se cierne todo y nos mantiene atados a él, incluso cuando Salvaje parece enfocarse más en la forma que en el fondo. Pero es su notable actuación lo que nos permite navegar las turbias y difíciles aguas que Vidal-Naquet nos pone en frente.

Vidal-Naquet no repara en poner a Léo en situaciones que requerirán más que su experiencia y valor para salir adelante. El cineasta lo obliga a tocar fondo y ver de qué es capaz. Es esa voluntad intocable de Léo lon que hace de Salvaje una película única y destacada.

El balance entre la brutalidad visual con las gráficas escenas sexuales, en contraste con la sensibilidad de nuestro protagonista, es sin duda el gran logro del director, y está cimbrada por el talento de Maritaud.

Salvaje es una obra visceral y complicada de sacudirse una vez fuera de la sala de cine. Es tal el viaje de Léo que al final se siente propio, como una reflexión personal y profunda.

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