‘Downton Abbey: Una Nueva Era’ – Reseña

Apr 27 • Spoiler Alert • 874 Views • Comments Off on ‘Downton Abbey: Una Nueva Era’ – Reseña

Salvador Medina

Para los fanáticos de Downton Abbey, el universo de la serie, que se ha expandido ya a dos películas con su creador Julian Fellowes al mando, nos permite transportarnos a una época exquisita, de privilegios y de constantes secretos y giros. Lo que parece ser un cierre para los Crawley, los guardianes de la fastuosa abadía, es un gran pretexto para revisitar este universo una vez más.

La serie de Fellowes ha sido particularmente brillante en algo: exponer el conflicto a través del subtexto en el diálogo. Como pocos guionistas, el creador es capaz de hacer que los personajes entren a un lugar, expongan su razón para estar ahí y dar un cierre excepcional y sin innecesaria exposición, antes de seguir a la siguiente escena. Es alguien que sólo con la maestría de Fellowes podría concretar.

En Una Nueva Era, los Crawley hacen algo que parece inconcebible: salir de la abadía. Una misteriosa carta llega del sur de Francia asegurando que, tras la muerte de un hombre adinerado, una lujosa propiedad ha pasado a manos de Violet (Maggie Smith). Robert (Hugh Bonneville), su hijo, sospecha de las razones para ello y su madre, decaída e imposibilitada de acudir, decide heredar la propiedad a una de sus nietas.

Pero la invitación tiene algo más: el hijo ha invitado a Robert y su familia realizar una transición amable de la propiedad y sin conflicto. Es así que lo acompaña su esposa Cora (Elizabeth McGovern), Lucy (Tuppence Middleton) y Tom (Allen Leech). Además, Carson (Jim Carter) sale de su retiro provisionalmente. Pero porque Lady Mary (Michelle Dockery) tiene otras intenciones.

Una compañía fílmica ha ofrecido una buena cantidad de dinero para grabar una película en Downton, algo que parece inconcebible para muchos pero que, ante las necesidades económicos del lugar, los Crawley ceden a regañadientes. Y Mary sabe que Carson sería un impedimento para que ello se realice.

Es así que mientras unos viajan al sur de Francia a resolver una herencia misteriosa, otros se quedan en la abadía a recibir la modernidad de los años 30′ del siglo XX. Aunque el primer acto de Una Nueva Era carece de esa característica maestría de Fellowes, el segundo acto corrige lo suficiente para encaminar la historia hacia caminos satisfactorios.

El único pecado de Una Nueva Era es querer dar un cierre o giro a absolutamente TODOS los incontables personajes de Downton Abbey. Parece realmente una tarea imposible. La ausencia de Henry (Matthew Goode), el esposo de Mary, por ejemplo, es insostenible. Sus menciones agregan a la incomodidad de su absurda inexistencia, justificada por su espíritu aventurero y su amor a los carros. Pero es que sería imposible para Fellowes matar a otro esposo de Mary. El universo de Downton Abbey sería distinto.

Así, el contraste entre lo viejo y lo nuevo es interesante y sobre todo entretenido, con el incisivo humor de nuestra matriarca favorita Violet y la siempre interesante dinámica entre los Crawley. Es un cierre (ojalá) a un universo lleno de sorpresas, giros y traiciones que tiene una última historia que contarnos.

Para los seguidores será una gustosa visita a Downton y para extraños, un gustoso vistazo a una serie que merece nuevos fans. Definitivamente, debe ser lo último que veamos de los Crawley antes de exceder su bienvenida.

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