Chappelle y la libertad de disentir

Sep 4 • Spoiler Alert • 2419 Views • Comments Off on Chappelle y la libertad de disentir

Salvador Medina

Dave Chappelle es temerario. Es el último gran comediante de stand-up. El gran protector de la libertad de expresión. Jerry Seinfeld lo hace desde lo talk shows, pero Chappelle lo hace desde el escenario.

Su triunfal regreso a Netflix le ha significado estar de nuevo en la cúspide de su medio. Como se ha caracterizado desde siempre, nunca teme o evita tema alguno. Ha hablado de su desaparición del medio, de los shows donde lo acusaron de estar borracho y de los ataques que ha recibido por sus bromas.

En la época de lo políticamente correcto, Chappelle no tiene miedo de romper los paradigmas de lo “correcto”.

En sus anteriores especiales, Chappelle causó controversia al hablar sobre la comunidad LGBT, en particular refiriéndose a los transexuales. Cuando fue señalado por sus insensibles críticas, Chappelle usó su actitud incendiaria para reavivar el fuego todavía más y poner el tema a debate.

En su más reciente especial, Sticks & Stones, Chappelle regresa a su programa Chappelle’s Show para referir a la controversia. El comediante recuerda que la persona encargada de censurar y regular la programación del canal, le comentó que no podía decir faggot (maricón) en un sketch. Él cuestionó por qué puede decir nigger con impunidad, pero no faggot. Ella le responde que porque no es homosexual. Y, como es lógico, Chappelle le responde: tampoco soy un nigger.

Se trata de un buen punto. No sólo eso, sino que provoca una reflexión, una sincera catarsis, para los miles de negros en Estados Unidos que siguen escuchando esa palabra, ahora más que nunca.

Pues la reacción no se ha dejado esperar. Más de uno han acusado a Chappelle de discriminar y burlarse de los homosexuales, como si ése fuera el propósito de su comedia. Pero algo deja claro esta falsa controversia: La gente escucha lo que quiere escuchar

En el especial, Chappelle dice que en el caso del aborto, los hombres se tienen que callar y escuchar. Algún imbécil oyó eso y publicó un artículo asegurando que su postura es pro vida. Esos son los tiempos en que vivimos.

Chappelle jamás ha dicho algo en contra de los homosexuales, simplemente contrasta la situación de los negros en los medios con la de los homosexuales, pero en particular de los transexuales, y argumenta que la razón por la que su aceptación e inmediata condena cuando se les ataca (o siquiera se les cuestiona), se debe a que hay hombres blancos en el movimiento. Y eso, para él, es privilegio.

Se trata de una persona pensando en voz alta, que jamás se ha alejado de estereotipos que aquejan a ninguna minoría. Lo ha hecho sobre mexicanos, indios americanos, blancos, negros, asiáticos y la comunidad LGBT. Y, de quien más se ha hablado, es de esta última. Quizás probando con ello su punto.

La comedia es el último bastión contra la policía de lo políticamente correcto. Seamos honestos: Louis CK no ha sido desplazado por sus incorrectos actos con mujeres, sino por su postura de exponer no sólo el privilegio blanco, sino el privilegio americano.

Desde el artículo del New York Times, C.K. Ha teñido apariciones esporádicas en diversos clubes de comedia, pero éstas han sido filtradas a los medios y su contenido analizado con lupa. Pocos entienden que el stand-up es ensayo y error. El artista sube al escenario, muestra su material, y lo trabaja después. Es un proceso. En cambio, lo de C.K. fue tratado como una obra terminada, y se le juzgó y crucificó.

Como C.K., Chappelle incomoda porque expone su verdad. Chappelle ha dicho que no entiende la situación de los transexuales, pero eso no significa que menosprecie su lucha, y menos considerando que ha sido un artista cuya carrera se ha enfocado en exponer privilegios de la clase estadounidense.

Los comediantes son una raza aparte. Es algo que no parecemos entender desde fuera. Hay momentos de Sticks & Stones que son absolutamente hilarantes, brillantes, y otros que son incómodos o simplemente parecen el torrente de un hombre lejano a los temas actuales. Pero es la visión de una sola persona. Y es válida, nos guste o no.

Pensar que la comedia de Chappelle expone a un grupo a la burla, es simplemente absurdo, o que todo lo que dice en el escenario es realmente lo que piensa, es no entender cómo funciona la mente de un creador. No podemos tomar literalmente lo que sale de su boca. Hay libertades creativas, existe el recurso de la voz poética. Al final, lo único que quiere hacer Chappelle es generar una reacción. Y vaya que lo ha logrado.

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