‘La Montaña’ – Reseña

Feb 12 • Spoiler Alert • 1801 Views • Comments Off on ‘La Montaña’ – Reseña

Salvador Medina

Rick Alverson es un cineasta de nicho. No es un autor, per se. No ha llegado al estatus de David Lowery o Robert Eggers, dos directores que también salieron de Sundance al mundo.

A diferencia de ellos dos, Alverson ha encontrado un hogar en su estilo y parece cómodo en él, y no parece tener interés en evolucionar su lenguaje audiovisual. Y aunque tiene un dominio absoluto de éste, y una audacia visual, es en el plano de la historia donde carece de notables elementos. Y eso se nota en La Montaña (The Mountain).

En su más reciente esfuerzo, Alverson cuenta la historia de Andy (Tye Sheridan), un joven retraído que trabaja manejando un zamboni en la pista de hielo local, donde su padre Frederick (Udo Keir) da clases de patinaje artístico. Es el Estados Unidos de mediados del siglo XX y la modernidad no ha llegado a Andy. La lejanía de su madre, que permanece institucionalizada por una enfermedad mental, es un tema recurrente para él.

Pero el repentino fallecimiento de su padre lo llevará a conocer al doctor Wallace Fiennes (Jeff Goldblum), un lobotomista que ha trabajado con su madre. Sin más, Andy deja su vida para trabajar con él tomando fotografías de los pacientes que atiende a lo largo de Estados Unidos. Wallace vive tomando en sus tiempos libres y educando a personas sobre la lobotomía en un contexto en el que la medicina está evolucionando y él se niega a cambiar con ella.

Al parece, tomar fotos de los pacientes es tan importante como ayudarlos, para Wallace. Y lleva a Andy a experimentar el traumático procedimiento a múltiples lugares. Durante un encuentro con una mujer, le cuestionan por qué está trabajando con Wallace, a lo que no tiene respuesta.

Ambos hombres viven en dinámicas opuestas, sin mayor motivo para ser. Es un desolador de dos hombres a la deriva, unidos por su inhabilidad de adaptarse al mundo. Pero no es mucho más.

La montaña es elegante en su ambientación y ejecución, pero es un filme anecdótico y sin mucho propósito. Alverson no sabe a dónde llevar la historia y termina por sentirse como una película sin mayor importancia.

El ritmo letárgico termina por dominar todo y aunque las actuaciones de Goldblum y Sheridan son bastante destacadas, la película abusa de estilo y carece de alma. Sí, Alverson crea una película atmosférica y visualmente fascinante y la ambientación es cautivante y atractiva. Pero es todo.

Por momentos, asemeja una puesta en escena casi teatral, con diálogos acartonados y acciones físicas rebuscadas. Y Alverson parece estar más interesado en lo simbólico y lo visual, que en contar una historia coherente o interesante.

Por momentos, asemeja una puesta en escena casi teatral, con diálogos acartonados y acciones físicas rebuscadas.

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