‘Dolor y Gloria’ – Reseña

Jul 3 • Spoiler Alert • 1435 Views • Comments Off on ‘Dolor y Gloria’ – Reseña

Salvador Medina

Almodóvar suele ser un cineasta personal. Cada una de ser obras se siente introspectiva y sincera, además de hacerlo siempre con un estilo que su personalidad para las masas.

A lo largo de su carrera, las mujeres han sido el centro e inspiración de su obra. El cineasta español ha hecho de sus actrices, musas e iconos del cine español e internacional. Pero en Dolor y Gloria, su más reciente filme, Almodóvar explora el personaje que le ha eludido desde siempre: él mismo.

Con un Antonio Banderas excepcional en el papel central, Dolor y Gloria es una exploración del origen de las fijaciones, obsesiones y miradas de un cineasta único y siempre original.

Banderas interpreta a Salvador Mallo, un director aquejado por sus dolencias físicas y que le han impedido continuar con su carrera, dado el carácter físico de su profesión. Pero Salvador recibe un llamado cuando su primera película cumple 32 años y es invitado a celebrarlo con una proyección especial en la que habrá de compartir con el protagonista. Claro que, descubrimos pronto, Salvador no ha hablado con él en todo ese tiempo.

Es así que Salvador busca hacer las pases con Alberto (Asier Etxeandia) considerando que a la distancia, su actuación ha ganado perspectiva. “Tus ojos son los que han cambiado, no su actuación”, le recuerda una amiga. Alberto, un drogadicto funcional que lleva tiempo alejado de su trabajo, no hará fácil la redención de Salvador. Pero pronto encontrarán lugares comunes para trabajar: una obra no terminada y una adicción repentina.

Almodóvar, a través de Salvador, se sumerge en su infancia y la relación con su madre, el despertar de su sexualidad y una relación que marca el resto de su vida. Dolor y Gloria no es amable con su pasado, sino que retrata la pobreza y carencias de su familia, pero un profundo interés por el conocimiento pese a la renuencia de sus padres.

El pequeño Salva quiere estudiar pero su familia no tiene los recursos para hacerlo. Es así que su madre (Penélope Cruz) le consigue una beca para el seminario, donde se preparará para ser cura, puesto que es el único lugar donde alguien de su nivel económico puede acceder a la educación que desea.

Surge ahí un conflicto interno que habrá de perseguir a Salva toda su vida, pues es tal su talento como cantante del coro, que los padres evitaban que acudiera a las demás clases y lo aprobaban por default. Y es que el pequeño tenía una insaciable necesidad de conocimiento.

Así como Almodóvar ha sido vehemente para escribir sobre las mujeres de su vida. Ahora, hace lo mismos con los hombres que marcaron su camino, desde que era pequeño hasta que se consolida como un cineasta de importancia.

Es un retrato de lo más íntimo de Almodóvar, una notable reflexión y catarsis para un artista que todavía tiene tesoros por descubrir dentro de sí mismo. Dolor y Gloria es emocional y sublime, una gloriosa obra que significa la cúspide de Banderas, una actuación que sin duda será recibida como la mejor de su carrera.

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