‘Anna: El peligro tiene nombre’ – Reseña

Sep 11 • Spoiler Alert • 1719 Views • Comments Off on ‘Anna: El peligro tiene nombre’ – Reseña

Salvador Medina

¿Cómo se juzga una obra en el contexto de #MeToo? ¿Por qué ciertos actores, productores o directores gozan de absoluta inmunidad, incluso de la comunidad feminista y otros, antes de cualquier acusación criminal o pruebas que lo condenen, son castigados por la opinión popular y separados de su trabajo?

Se trata de una respuesta tan compleja como el propio movimiento, un punto de reflexión, no sólo para la industria cinematográfica, donde las voces tomaron mayor relevancia y posteriormente hicieron eco en la sociedad en general, sino también para cuestionar las conductas que nos mueven día con día.

Así debemos contemplar ahora la obra de Luc Besson, el afamado y reconocido director francés, entre esa polémica. Mientras la justicia hace lo suyo, nosotros nos daremos a la tarea de juzgar su más reciente Anna (Anna: el peligro tiene nombre).

Escrita por el propio Besson, Anna es un nuevo tributo del cineasta a bellas y poderosas mujeres liberándose de su condición a través de la fuerza. Sasha Luss da vida a la protagonista, una agente de la KGB que trabaja como modelo en París, posando para revistas en un momento, y eliminando objetivos clave para la agencia de su país.

Pero tras la muerte de un oligarca ruso con el que Anna había sido involucrada, entre al radar de la CIA, y en particular del agente Lenny Miller (Cillian Murphy). Al mismo tiempo debe responder a sus jefes inmediatos, Alex (Luke Evans) su reclutador, y Olga (Helen Mirren) su supervisora.

Abrumada por las circunstancias, y contemplando una posible vida después de servir a su país, Anna sólo tiene en mente una idea: su libertad. Pero con la presión de sobrevivir a dos agencias de espías que conocen su identidad, la labor será más complicada de lo que espera.

Anna es lo que se puede esperar de Besson: una película exagerada, que se toma grandes libertades, que juega con la trama, y que entrega gratuitamente escenas de la protagonista enseñando su cuerpo. Pero, como el cineasta francés nos tiene acostumbrados, es exactamente el resultado que se espera.

Anna es emocionante, entretenida y graciosa. No sólo está impecablemente dirigida por Besson (obviamente), sino que las secuencias de acción están llenas de vigor y tienen un astucia particular, que siempre cumple con las expectativas.

Luss es una revelación. Su rostro y aura son refrescantes, y su actuación como la seductora espía es fascinante, siempre sobresaliendo en las peleas y acrobacias. Y Mirren, obviamente, vale la pena el boleto. Es cínica y calculadora, dándole vida propia a su personaje.

Pase lo que pase con Besson, su obra hablará por él. Y Anna muestra a un director cuyos recursos siguen intactos, que sigue divirtiéndose con lo que hace, siempre moviendo la línea con la que juega, y llevando al espectador a una aventura irrepetible.

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