El adiós de Jon Stewart

Apr 21 • Artículos • 4524 Views • Comments Off on El adiós de Jon Stewart


Salvador Medina @ayudamemalverde

No es una exageración o una hipérbole decir que Jon Stewart es el conductor de televisión más influyente de los Estados Unidos. No es una exageración porque desde hace casi dos décadas, ha hecho de un programa poco considerado por críticos y espectadores, un bastión de la democracia que los norteamericanos añoran reencontrar.

Mientras el país mas poderoso del mundo se dividió con los acontecimientos del 11 de septiembre, la elección de Barack Obama y el auge económico del Tea Party, Stewart encontró una forma de satirizar sobre el estado de su país y al mismo tiempo exponer las incongruencias políticas y semánticas de los actores de poder.

Jon Stewart Portrait Session-6Cuando a Stewart se le encomendó The Daily Show del canal Comedy Central en 1999, el programa de comedia política no tenía voz propia. Ni mucho menos una audiencia. Pero el comediante de origen judío tomó las riendas de la silla y puso al mundo político de cabeza.

Nombrado cada año como una de las personas más influyentes del mundo, Stewart cambió la forma en que se cuentan las noticias. A través de entrevistas con líderes de todos los niveles, reflexiones editoriales y noticias de otras cadenas televisivas como elementos narrativos, Stewart creó un diálogo entre los diferentes polos de la escena política y atrajo a una audiencia de millones con ello.

De su programa han egresado notables comunicadores como Steve Carell, Stephen Colbert y John Oliver. Este último sustituyó a Stewart mientras grababa su primer filme como director, con grandes resultados, lo que le hizo acreedor a  su propio contrato en HBO conduciendo un show de similar manufactura y temática.

Así, cuando Stewart anunció su retiro del programa, el medio sintió la ausencia. Antes de que incluso se diera. Las acciones de Viacom, la empresa matriz que engloba a Comedy Central, MTV y decenas de medios más, perdió 350 millones de dólares por la caída de sus acciones.

En su discurso, Jon Stewart dijo que los fans del programa se merecen un conductor que sea todo menos incansable. Y aseguró que quien tomara la estafeta, sería un digno representante de lo ahí construido. Las especulaciones comenzaron para buscar un sustituto inmediatamente. Nombres como Tina Fey, Louis C.K., Jerry Seinfeld, fueron parte de las propuestas de algunos expertos. John Oliver, un sustituto natural, firmó días después una renovación millonaria con HBO. Y cuando se confirmó al comediante sudafricano Trevor Noah como su sucesor, las críticas llegaron inmediatamente.

Algunos medios replicaron una serie de tuits insensibles contra judíos, mujeres obesas y personas transgénero, que sonaban más bien como bromas no funcionaron que como expresiones legítimas de un joven con padre suizo y madre negra que vivió en el abrumado contexto del Apartheid.

Así, expertos, críticos y seguidores buscan una explicación al vacío que significará su partida. La situación política en Estados Unidos dará mucho de que hablar en 2016 y no existe una voz remotamente cercana a la de Stewart que ponga el proceso en perspectiva. Colbert dejó su programa y su personaje atrás cuando aceptó sustituir al legendario David Letterman en The Late Show. Y Last Week Tonight de John Oliver está en proceso de consolidación pero se trata de un formato semanal.

En entrevista para Hadley Freeman de The Guardian, Stewart asegura que se cansó de ver los canales de noticias norteamericanos. “Ver estos canales todo el día es increíblemente depresivo. Vivo en un estado constante de depresión”.

El ganador de 18 premios Emmy a lo mejor de la televisión, pese a todo, se ha caracterizado por una notable humildad. Ha soportado decenas de ataques de sus opositores, que tienen mucho más recursos económicos que él pero no tienen su visión y agudeza.

Obama_on_the_Daily_Show_with_Jon_Stewart_croppedStewart se cansó de la hipocresía de los medios, de los partidos políticos. Él solo se enfrentó a la gigantesca maquinaria que significa Fox News y la gran mayoría de las veces resultó victorioso. Con The Daily Show un programa primero de comedia y después de noticias, educó a una generación de jóvenes hartos del mismo lenguaje rebuscado y serio de siempre. Acercó a millones a la escena política y los hizo un elemento esencial de la elección que puso a Barack Obama en el poder. El propio presidente de Estados Unidos confesó en una entrevista con Stewart que su eslogan de campaña debió ser “Sí podemos, pero…”, ante la decepción de su fiel partidario.

Se trata de una partida que duele a propios extraños. Stewart servía como un equilibrio entre los discursos polarizadores de las derecha e izquierda estadounidenses. Como una voz de razón en un mundo cada vez más radical. Su imparcialidad, su voz y su inigualable estilo dejaron ya una huella en los medios que será difícil de igualar.

El próximo seis de agosto será la última emisión de The Daily Show con Stewart al frente. La televisión pierde a un luchador incansable que dio voz a los policías y bomberos que sufrieron las consecuencias de rescatar a personas durante el 11 de septiembre y que fueron olvidados por su gobierno y dejados a su suerte; un crítico implacable de George W. Bush y sus aliados como Donald Rumsfeld y Dick Cheney; un vocero por los derechos de las minorías estadounidenses en un país que presume ser epítome democrática.

Su contexto pudo más que el espíritu y acabó con la figura mediática más importante de nuestra era. ¿Qué será del mundo sin la voz de Jon Stewart? Quizás no muy diferente. Pero sin duda un lugar más cínico, menos democrático y menos valiente. De aquí a que encontremos otro Jon Stewart, pasará mucho tiempo, si es que alguna vez lo logremos.

 

 

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